«Esto no quiere decir que tratemos de controlar su fe, porque estamos seguros de que su fe es muy fuerte. Lo que queremos es trabajar junto con ustedes para que sean felices». 2 Corintios l: 24, PDT
EL QUE SIGUE LA DIRECCIÓN DIVINA ha hallado la única fuente verdadera de gracia salvadora y felicidad real, y ha obtenido el poder de impartir felicidad a todos los que Io rodean. — Mensajes para los jóvenes, S 85, p. 262. No estamos en la tierra únicamente para mirar por nosotros mismos, para cavar y construir, para trabajar e hilar, sino para hacer la vida radiante, alegre y feliz por el amor de Cristo. Así como las flores, hemos de alegrar otras vidas con el ministerio del amor. — El discurso maestro de Jesucristo, cap. 4, pp. 150-151. Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que exista unícamente para sí. No hay ningún pájaro que surque los cielos, ningún animal que se mueva en tierra, que no sirva a algún otro ser. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. De cada árbol, arbusto y hoja se desprende un factor de vida, sin el cual no podrían sostenerse ni la humanidad ni los animales; y cada ser humano y cada animal, a su vez, sirve a la vida del árbol y del arbusto y de la hoja. […] El sol derrama su luz para alegrar mil mundos. El océano, origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe las corrientes de todas las tierras, pero recibe para dar.—El Deseado de todas las gentes, cap. 1, p. 12. Buscar la felicidad propia en exclusiva es un miserable y craso egoísmo. — El más noble gozo que se puede experimentar proviene de beneficiar a otros, de hacer felices a los demás. Esa es la felicidad que nunca prescribe. — Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 52; t. 1, p. 151; adaptado.