Yo se los planes que tengo para ustedes planes, para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza (Jeremías 29:11)
¿Deseaste alguna vez intercambiar tu vida con otra persona, y que con solo chasquear los dedos pudieras tener esa vida ajena en lugar de la tuya? Cuando era adolescente había algunas personas que yo creía que la pasaban mucho mejor que yo. Definitivamente habría aceptado un «cambio» mágico que me hubiera permitido aterrizar en sus vidas, para así disfrutar de su apariencia, de su personalidad, de su dinero y de su popularidad.
Ahora veo las cosas de manera diferente. No hay nadie en el mundo con quien cambiaría de lugar y no es porque mi vida sea perfecta o mejor que la de los demás. Tengo bendiciones, aunque también problemas. La diferencia es que ahora creo que Dios tiene un plan para mi vida. Él está entretejiendo mis momentos buenos y malos para hacerme exactamente lo que él desea que yo sea. Prefiero disfrutar de su exclusivo plan para mi vida, que del de otra persona, porque confío en que él me dará exactamente lo que es mejor para mí.
Dios ve las cosas desde una perspectiva mucho más amplia que nosotros. Considéralo de la siguiente manera: imagina que tu vida es como una historia escrita en forma de libro. En este momento tienes el libro muy cerca de tus ojos: tan cerca que lo único que puedes ver es una palabra o dos. Pero Dios sostiene ese libro en sus manos y lo está hojeando de principio a fin. Él sabe lo que está sucediendo en este capítulo, y sabe lo que ocurrirá en el próximo. Además sabe que habrá un final feliz si permaneces a su lado a través de los altibajos.
Ahora, cuando veo a alguien que parece tener una vida perfecta, tengo una visión más amplia. Considero que Dios lo está guiando a través de bendiciones y desafíos, al igual que lo está haciendo conmigo.
Tú disfrutas de una vida especial diseñada para ti por Dios mismo. No desperdicies ni un minuto deseando tener la de otro.
Ponlo en práctica: Si te sorprendes pensando que alguien tiene una vida mejor que la tuya, detente y recuerda que Dios tiene planes únicos, tanto para esa persona como para ti. Recuerda que él usará todas las experiencias de tu vida para crear un final feliz y personalizado.
Ponlo en oración: Agradece a Dios por tener un plan emocionante y especial, exclusivo para ti.