“A través de su largo período de servicio, la fidelidad de Pablo hacia su Salvador
nunca vaciló. Por doquiera, ya fuera frente a los enfurruñados fariseos o a las autoridades
romanas, o frente a la furiosa turba de Listra o los convictos pecadores de la cárcel
macedónica, o razonando con los atemorizados tripulantes del buque náufrago, o solo
ante Nerón para defender su vida, nunca se avergonzó de la causa que había abrazado.
El gran propósito de su vida cristiana había sido servir a aquel por cuyo nombre una
vez había sentido desprecio; y de ese propósito no habían sido capaces de apartarlo
ni la oposición ni la persecución. Su fe, robustecida por el esfuerzo y purificada por el
sacrificio, lo sostuvo y lo fortaleció”.1
“A pesar de las pruebas que enfrentó, Pablo mantuvo su mente y su corazón enfocados
en su Salvador. Se dio cuenta de que valía la pena soportar los problemas terrenales, a
causa de las promesas celestiales que había recibido de Cristo. Quienes profesan obediencia
a Cristo serán probados como lo fue Pablo; pero tendremos la misma seguridad
bendita que guio a Pablo en medio de burlas, naufragios y prisiones.
“En la vida religiosa de toda alma que salga finalmente victoriosa, habrá escenas de
terrible perplejidad y prueba; pero su conocimiento de las Escrituras la habilitará para
recordar las promesas animadoras de Dios, que consolarán su corazón y fortalecerán
su fe en el poder del Poderoso. Dicen ellas: […] Para que la prueba de vuestra fe, mucho
más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en
alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado […]. La prueba de la fe es
más preciosa que el oro”.2
El diablo ha engañado a muchos, y les ha hecho creer que cuando pasan por tiempos
difíciles es una señal de la infidelidad de Dios. Sin embargo, debemos recordar que Cristo
advirtió a sus seguidores que sufrirían por causa de su nombre, pero que ese sufrimiento
habría de ser una insignia de honor. Cuando mantenemos nuestra mirada en Cristo en
medio de nuestras dificultades, podemos encontrar consuelo y paz.
“Reunid todas vuestras facultades para mirar hacia arriba, no hacia abajo, a vuestras
dificultades; entonces no desmayaréis por el camino. Pronto veréis a Jesús detrás
de la nube, extendiendo su mano para ayudaros; y todo lo que tendréis que hacer será
darle vuestra mano con fe sencilla y dejarle que os guíe […]. Dios os da inteligencia y una
mente razonadora, por la cual podéis comprender sus promesas; y Jesús está listo para
ayudaros a formar un carácter fuerte y simétrico”.3
1 Los hechos de los apóstoles, pp. 412, 413. | 2 Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 545. | 3
Ibíd., pp. 545, 546. PARA PENSAR Y DEBATIR
¿Deberíamos considerar la falta de pruebas una bendición o una señal de que estamos
viviendo con demasiada comodidad?
Brandon Beneche, Collegedale, Tennessee, EE.UU.
#RPSP: Hoy, 2 Corintios 2 – Durante esta semana, DTG caps. 42-44
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