«Me alegro de que puedo confiar plenamente en ustedes». 2 Corintios 7: 16, NVI
CUANDO ALGUIEN MANIFIESTA confianza en sus semejantes se va acercando a tener «la mente de Cristo» (1 Cor. 2: 16). […] Jesús logra acceso a nuestra mente por la vía de lo que nos resulta familiar. […] Jesús se revistió de humanidad para poder hacer frente a la humanidad. Él hace que los seres humanos sientan el poder transformador de la verdad, y los busca allá donde se hallen. Obtiene acceso al corazón de ellos conquistando su afecto y su confianza, y logrando que todos sientan que la identificación de él con la naturaleza y los intereses humanos es total. […] Hemos de confiar en el buen juicio de nuestros hermanos. […] En lo que se refiere al servicio a Dios, cada cual ha de aceptar individualmente que formamos parte de un todo. Los que trabajan para el Señor han de esforzarse por alcanzar la unidad. Constituimos una familia, y tenemos un solo Padre celestial. No hemos de entrometernos en la vida de los demás, ni albergar dudas y desconfianza sobre nuestros hermanos. No nos hagamos daños a nosotros mismos haciendo acopio de cardos y espinas; más bien juntemos las rosas, los lirios y los claveles, y así exhalaremos su fragancia con nuestras palabras y acciones. — Testimonios para los ministros, pp. 189-190, 509-511, adaptado.
«Ya antes les he dicho que están en nuestro corazón. iJuntos en la muerte, y juntos en la vida! Soy demasiado franco con ustedes, pero mi orgullo por ustedes también es demasiado. En medio de todas nuestras tribulaciones, me siento muy estimuladoy estoy rebosando de alegría». (Me alegra poder confiar plenamente en ustedes». 2 Corintios 7: 3-4, 16, RVC