¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!, 1 Corintios 15: 32,
Siempre me han gustado los jugos de fruta. Cuando estuve en Sudamérica descubrí muchas bebidas que no conocía, así como los visitantes en Estados Unidos prueban por primera vez bebidas como la zarzaparrilla, que nunca habían probado.
Por todo el mundo Dios ha dado diferentes cosas para beber, y la gente ha elaborado otras que él no planeó. Cuando entró el pecado, la gente decidió actuar por su cuenta. El costo ha sido mala salud y muerte.
La gente de Brasil hace una bebida de guaraná. Es casi una bebida nacional y suele ser carbonatada. También mezclan aguacate, azúcar y leche para preparar una bebida llamada abacatada; esa mezcla sirve para hacer helado. Los brasileños elaboran una bebida a base del fruto de palmera asaí. Es muy espeso y de color púrpura. Igualmente se obtiene jugo de la caña de azúcar. La gente también chupa la caña desde el tallo.
La leche de coco es una bebida común, no solamente en Sudamérica, también en otros países tropicales. Con piña, guayaba, uva, toronja, maracuyá y otras frutas tropicales, se pueden hacer atractivas bebidas naturales. Mucha gente usa granos como trigo, arroz, cebada, maíz, avena y centeno para preparar «café» de cereales. Primero tuestan y muelen los granos, luego los ponen a hervir para hacer esa bebida que parece café pero que es sana. Los tés también se elaboran a partir de hojas de diversos árboles y arbustos. Mi té peruano favorito es de hierba luisa, ¡delicioso! Las hojas de manzano, lima y limón, y otras plantas, se usan para hacer té.
Muchas personas me han ofrecido bebidas con alcohol, pero destruyen el cerebro así que las he rechazado. ¿Por qué nublar mi cerebro cuando hay tantas refrescantes bebidas puras y dulces? Dios no quiere que comamos y bebamos cosas que hacen mal a nuestro cuerpo. Tiene mejores planes para nosotros: una buena vida por la eternidad. Dale gracias por ese plan y disfruta de las bebidas sanas y naturales.