Los justos florecerán como las palmeras; crecerán como los cedros del Líbano, Salmo 92: 12 (RVC).
Hay bastantes tipos de palmeras en el mundo, y muchas son muy útiles para el ser humano. En Israel, por ejemplo, encontramos las hermosas palmeras datileras con sus enormes frutos. También se cultivan en California, Estados Unidos. La mayoría de los dátiles que se consumen en los Estados Unidos crecen allí.
En Perú, en Sudamérica, ciertas palmeras producen otros tipos de frutos. El fruto del aguaje es de forma cilíndrica y mide casi ocho centímetros de largo; su cáscara está escamada. Los peruanos quitan la cáscara con los dientes y comen la pulpa, que tiene menos de un centímetro de grosor. También usan el fruto para elaborar bebidas y helado.
Brasil, también en Sudamérica, tiene probablemente la mayor variedad de palmeras útiles. Está la carnauba, de hojas muy grandes como abanicos, que produce cera, la cual, procesada, se usa en automóviles y pisos de madera, así como para pulir algunos muebles. También está la famosa chonta o palmito. La gente corta esta palmera y le extrae el corazón. Este también se corta en trozos o tiras como listones, y se cocina o sirve crudo en ensalada. Es muy sabroso.
De cierta palmera brasileña se obtiene un fruto particular, con el que se prepara un jugo muy nutritivo llamado asaí. Y existe también en Brasil otro tipo diferente de palmera del que se extrae aceite para cocinar.
Dios creó todo tipo de árboles para que nos sean útiles a nosotros. Como cristianos tu y yo, igual que las palmeras, también debemos ser útiles a las personas que nos rodean; eso se llama dar buenos frutos. Ademas, debemos crecer espiritualmente, igual que las palmeras crecen hasta que son altísimas.
Pide a Dios que te ayude a producir frutos para alguien hoy.