Como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3: 16.
Los ictiólogos (científicos que estudian los peces) todavía intentan desenmarañar el estilo de vida del solitario gran tiburón blanco. Sigue siendo un animal muy misterioso porque nadie ha podido conservar uno de estos tiburones en cautiverio por mucho tiempo, y los científicos no han podido estudiarlos en el océano. Los tiburones blancos van a lugares y profundidades a los que es imposible seguirlos, y atacan a cualquiera que los molesta. Suelen rondar la costa de California, Estados Unidos, y el país de Australia. Los científicos todavía no saben cómo determinar su edad y cuánto viven.
Solamente 33 buzos sufrieron ataques durante 53 años hasta 1985, pero ese número se ha incrementado en los últimos años. En casi todos los casos, los tiburones blancos, tras morder humanos, escupieron a su víctimas y las dejaron desangrarse. Pueden oler sangre hasta a cinco kilómetros de distancia.
Cuando atacan, los tiburones blancos nadan veloces hacia sus víctimas. A unos dos o tres metros antes de llegar a su objetivo, abren la boca, ponen los ojos en blanco y dejan que su dispositivo eléctrico sensorial los conduzca a la presa. Muchas veces fallan, pero son muy ágiles para su tamaño. El lomo del cuerpo de este tiburón es gris oscuro pero por abajo es blanco, por lo que es difícil detectarlo, Los científicos no pueden más que especular el tamaño de las crías al nacer. Nunca han visto nacer a una pero saben que sus huevos eclosionan dentro de la madre.
El gran tiburón blanco parece tener un calentador interno que conserva su temperatura corporal 6 a 18 grados más tibia que el agua en que se encuentra. Con este calor adicional puede moverse con más rapidez, pues los músculos responden mejor en temperaturas más altas.
Así como los científicos desean saber más del tiburón blanco, nosotros deberíamos anhelar más conocimiento de Dios, Él no quiere que seamos tibios, sino calientes en nuestra experiencia cristiana. Ora para que te ayude a ser un(a) cristiano(a) caliente y que no te escupa de su boca, lo cual significaría quedar fuera del cielo.