« Feliz quien encuentra sabiduría, la persona que adquiere inteligencia: es de más valor que la plata, y más rentable que el oro; es más valiosa que las joyas, ningún placer se le puede comparar». Proverbios 3: 13-15, LPH
1 REBUSCANDO EN LO MÁS RECÓNDITO de la tierra, ni en los vanos esfuerzos por penetrar los misterios de la esencia de Dios, se encontrará la sabiduría. La verdadera sabiduría se encuentra más bien recibiendo humildemente la revelación que Dios se ha dignado darnos, y en conformar nuestra vida a su voluntad.— Testimonios para la iglesia,
8, p. 295.
Los que buscan apasionadamente obtener conocimiento para ser una bendición a sus semejantes, recibirán ellos mismos la bendición de Dios. Mediante el estudio de la Palabra, sus facultades mentales serán despertadas a activarse. […]
Nadie piense que ya no hay más conocimiento que adquirir. La profundidad del intelecto humano puede ser medida, las obras de los autores humanos pueden dominarse; pero el más alto, profundo y ancho arrebato de la imaginación no puede descubrir a Dios. Hay una infinidad más allá de todo lo que podamos comprender. Hemos contemplado solo una vislumbre de la gloria divina y de lo infinito del conocimiento y la sabiduría; hemos estado cavando, por así decirlo, superficialmente, cuando la rica veta
de oro se halla debajo de la superficie para recompensar al que persevere en su búsqueda. El pozo de la mina debe ser cada vez más hondo, y el resultado será el hallazgo del glorioso tesoro. Por medio de la fe, el conocimiento divino llegará a ser el conocimiento humano.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 25, p. 269; cap. 8, 85, adaptado.
Nuestro Padre celestial es la fuente de vida, sabiduría y gozo.— El camino a Cristo, cap. 1, p. 13.
«Si a alguno de ustedes le falta sabiduría Pídasela a Dios». Santiago l: 5, NVI