“Nosotros nacimos ayer, y nada sabemos; nuestros días en este mundo
son como una sombra” (Job 8:9, NVI). Puedes detener un reloj, pero no el movimiento
del tiempo. El tiempo no espera; sigue avanzando incluso si nos
quedamos quietos y no hacemos nada. ¿Qué nos enseñan los siguientes versículos sobre nuestro tiempo en la tierra en esta vida? Sant. 4:14; Sal. 90:10, 12; Sal. 39:4, 5; Ecl. 3:6-8. ¿Cuál es el mensaje básico que debemos tomar de estos versículos acerca de cuán precioso es nuestro tiempo aquí? ___________________________________________________________
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Con algo tan limitado y no renovable como el tiempo, es importante que
los cristianos lo administremos bien. Por ende, debiéramos desarrollar el
hábito de usar el tiempo sabiamente, centrándonos en lo que es importante
en esta vida y en la venidera. Debemos administrar el tiempo sobre la base
de lo que la Palabra de Dios nos revela como importante, porque una vez que
el tiempo se acaba, no se puede renovar. Si perdemos dinero tal vez podamos
recuperarlo algún día, incluso más de lo que perdimos. Con el tiempo no es
así. Un momento perdido es un momento perdido para siempre. Sería mucho
más fácil volver a poner un huevo roto en su cascarón que recuperar siquiera
un momento del pasado. Por lo tanto, el tiempo es uno de los bienes más preciados
que Dios nos ha dado. Cuán importante es, entonces, que desarrollemos
el hábito de aprovechar al máximo cada momento que tenemos.
“Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos
bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro
talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro
tiempo.
“El valor del tiempo sobrepuja todo cómputo. Cristo consideraba precioso
todo momento, y así debemos considerarlo nosotros. La vida es demasiado
corta para desperdiciarla. No tenemos sino unos pocos días de gracia en
los cuales prepararnos para la eternidad. No tenemos tiempo que perder, ni
tiempo para dedicarlo a los placeres egoístas, ni tiempo para entregarnos al
pecado” (PVGM 277).
“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efe. 5:15, 16, NVI). ¿Qué nos dice Pablo aquí, y cómo podemos aplicar estas palabras a nuestra situación actual?