LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Ezequiel 28:1, 2, 11-17; Génesis
3:1-7; Apocalipsis 12:1-17; Romanos 8:31-39; Apocalipsis 14:12.
PARA MEMORIZAR: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc. 12:17).
El Conflicto Cósmico, a veces denominado “el Gran Conflicto”, es la cosmovisión
bíblica. Constituye el trasfondo en el que se despliega el drama
de nuestro mundo, e incluso del universo. El pecado, el sufrimiento, la
muerte, el surgimiento y la caída de las naciones, la difusión del evangelio,
los acontecimientos de los últimos días, todo esto ocurre en el contexto del
Conflicto Cósmico.
Esta semana analizaremos algunos lugares determinantes en los que se
instaló el conflicto que, por alguna razón misteriosa, se inició en el corazón
de Lucifer, un ser perfecto, quien trajo su rebelión a la Tierra a través de la
caída de Adán y de Eva, otros seres perfectos. A partir de estos dos “puntos
de articulación” (la caída de Lucifer y, luego, la de nuestros primeros padres),
el Gran Conflicto se estableció y ha hecho estragos desde entonces. Cada
uno de nosotros es parte de ese drama cósmico.
Lo bueno no es solo que, un día, esto terminará, sino también que terminará
con la victoria total de Cristo sobre Satanás. Y lo mejor de todo es que,
debido a la exhaustividad de lo que Jesús hizo en la Cruz, todos podemos
participar en esa victoria. Y, como parte de esa victoria, Dios nos llama a la fe
y a la obediencia ahora, mientras esperamos todo lo que se nos ha prometido
en Jesús, cuya venida está garantizada.