«Este es el día en que el Señor ha actuado: ¡estemos hoy contentos y felices!». (Salmo 118:24).
Hay un experimento que te desafío a poner en práctica. Si lo haces, ¡te advierto que cambiará tu vida! Esta es la encomienda, y ojalá que decidas aceptarla: «Haced algo cada día para mejorar, embellecer y ennoblecer la vida que Cristo compró con su propia sangre» (El ministerio de curación, cap. 41, p. 353). En otras palabras, cada día debes hacer algo —cualquier cosa— que hará tu vida mejor, más hermosa y noble. Jesús murió para que puedas tener una vida de bendición, así que no la hagas aburrida o mediocre. Haz todo lo que puedas para que sea de valor. ¡Corre riesgos, haz cosas amables, haz cosas nobles, haz cosas hermosas!
He aceptado este reto durante todo el año pasado, y eso me ha ayudado a ser más valiente, más reflexiva y a estar más en sintonía con Dios. Una vez que lo pruebes, verás que cada día traerá oportunidades a tu vida para ayudarte a superar cada desafío. Aquí tienes algunas ideas para comenzar:
Escucha música cristiana, en lugar de los últimos éxitos seculares.
Dale las gracias a alguien por lo que ha hecho por ti.
Decide consumir alimentos saludables, en lugar de comida chatarra.
Escucha con empatía a alguien que parece desconsolado o desanimado.
Sal a caminar al aire libre, respira profundamente y observa las cosas hermosas de la naturaleza.
Sonríele a la gente.
Pinta, canta, escribe. Utiliza todos los talentos que Dios te ha dado. Recuerda, cuando aceptes este reto, no solo harás que tu existencia sea mejor; sino que honrarás a Dios y mejorarás la vida de los que te rodean.
Ponlo en práctica: Mantén una copia de este reto en algún lugar donde puedas verlo a diario, y procura en todo momento identificar formas de ponerlo en práctica.
Ponlo en oración: Pide a Dios que te ayude a identificar las oportunidades que hacen de la vida algo mejor, más hermoso y noble.