«Me regocijaba con la parte habitada de su tierra, pues mis delicias están con los hijos de los hombres».Proverbios 8: 3 1
EN TODO MOMENTO y en todas partes, Jesús manifestó un amoroso interés en la familia humana y esparció en derredor suyo la luz de un espíritu alegre.—Mensajes para los jóvenes, S 137, p. 406. Cristo alcanzaba el corazón de la gente mezclándose con todo el mundo demostrando que quería su bien. Buscaba a la gente en las calles, en los hogares, entre los pescadores, en la sinagoga, a orillas del lago, en la fiesta de bodas, y se encontraba con ella en medio de sus ocupaciones diarias, manifestando interés en sus asuntos cotidianos. Llevaba sus instrucciones hasta la familia, poniéndola, en el hogar, bajo la influencia de su presencia divina. Su gran simpatía personal le ayudaba a ganar los corazones. Jesús condenaba la complacencia propia en todas sus formas; sin embargo, era de naturaleza sociable. Aceptaba la hospitalidad de todo tipo de personas, visitaba los hogares de los ricos y de los pobres, de los sabios y de los ignorantes, y trataba de elevar los pensamientos de los asuntos comunes de la vida a lo espiritual y eterno. No consentía el libertinaje, y ni una sombra de frivolidad mundana empañó su conducta. Disfrutaba, sin embargo, en las escenas de inocente alegría, y con su presencia legitimaba las reuniones sociales.— El Deseado de todas las gentes, cap. 15, pp. 129-130, adaptado. «Tres días después María, la madre deJesús,fue a una boda en un pueblo llamado Caná, en la región de Galilea. Jesúsy sus discípulos también habían sido invitados. Durante lafiesta de bodas se acabó el vino». Juan 2: 1-3, TLA