La nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad, Efesios 4: 24.
Más de 50 especies de venados, alces, ciervos, caribúes y otros animales, tienen cuernos sobre la cabeza. Algunos los tienen como ramas, llamadas astas, que pueden extenderse hasta casi dos metros, como es el caso de los alces.
La cornamenta de la familia de los venados se renueva cada año. Tal vez hayas visto cuernos que parecían cubiertos de terciopelo. ¡Pues así es! En sus primeras etapas de crecimiento, los cuernos están cubiertos de suave piel marrón, llamada terciopelo. Debajo de la superficie del terciopelo está una red de pequeños vasos sanguíneos y fibras nerviosas, que proveen los elementos necesarios para el crecimiento. Durante su temporada de terciopelo, los cuernos son delicados. Si el animal choca contra un árbol o algún otro objeto, y pierde algo del terciopelo, el efecto es como cuando te rasguñas la piel: sangra.
La cornamenta sirve como protección pero más que nada, para el apareo. A medida que se les cae el terciopelo, los cuernos se vuelven más duros. Luego, cada venado o ciervo establece su territorio. Cualquier otro animal que pasa por ahí es considerado un invasor. Al luchar por las hembras, los machos usan sus cornamentas y el más fuerte y grande, suele ser el ganador.
Después de que termina la temporada de apareamiento, los machos pierden los cuernos. Cuando regresa la primavera, el proceso comienza otra vez. Quizá te preguntes por qué rara vez se encuentran cuernos tirados en los bosques y los montes. Parece que contienen gran cantidad de calcio, fósforo y otros minerales que muchos animales necesitan. Así que ratones, ardillas, puercoespines y otros más, roen los cuernos para alimentarse.
Cuando a los venados les salen cuernos nuevos, quedan como criaturas nuevas. Del mismo modo, Dios ha prometido renovamos a nosotros cada día. Pídele que hoy te ayude a ser una nueva criatura.