«Y todo lo que hagan, háganlo con amor». (1 Corintios 16:14
Lo amo, me gusta, me fascina. Nos encanta (¡especialmente a las chicas!) decir que amamos algo. Amamos el helado. Amamos el fútbol. Amamos los fines de semana. Amamos las vacaciones de verano. Nos fascina ese apuesto alumno nuevo. Debido a que repetimos tanto este concepto, se diría que lo amamos todo. Incluso ha habido una campaña en Facebook para que se añadiera un botón que dijera «Lo amo» o «Me encanta», ya que la opción «Me gusta» no es el término exacto para describir algunas fotos y situaciones.
La gente usa la palabra «amor» para describir una serie de sentimientos: afición, lujuria, disfrute… Pero el amor en realidad no es ni siquiera un sentimiento. Es una serie de decisiones. En 1 Corintios 13: 4-8 se nos brinda la descripción más instructiva y esclarecedora de lo que es el amor: «Tener amor es saber soportar: es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. El amor jamás dejará de existir».
Sobre la base de esa definición, supongo que en realidad no amamos el helado y el fútbol. Sencillamente nos gustan. El amor es una acción. Es la decisión de ser amable y desinteresado, confiable y perdonador, incluso cuando no lo deseamos.
Digamos, por ejemplo, que te enojas con tu papá por no dejarte salir con tus amigos. Definitivamente no sientes amor hacia él. De hecho, crees que sientes que lo odias. La única forma de suscitar una renovada sensación de amor es decidir que nuevamente actuarás con amor. Si no estás seguro respecto a qué tipo de amor es ese, lee de nuevo 1 Corintios 13: 4-8. Allí se nos muestra exactamente cómo es que el amor nos lleva a actuar.
Ponlo en práctica: ¿Hay alguien en tu vida por quien no sientes mucho amor? Pon 1 Corintios 13: 4-8 a prueba. ¿Cómo podrías mostrarle amor hoy, aunque no te sientas en condición de amarla?
Ponlo en oración: Gracias a Dios por su imperecedero amor por ti. Pídele que te ayude a tener paciencia y perseverancia para ser más amoroso.