«Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo» (2 Corintios 5: 17).
El día de Año Nuevo es la gran segunda oportunidad. Si no te gustó el año anterior, tienes ante ti la oportunidad de comenzar uno completamente distinto. Y, en caso de que el pasado haya sido un buen año, ¡tienes por delante otro que quizás te guste incluso más!
Al pasar la página del calendario, muchas personas escriben sus propósitos para el nuevo año. ¿Quieres saber cuáles son los propósitos de año nuevo más comunes entre los adolescentes como tú? Pues mira, son estos:
– Ser mejor persona.
– Perder peso y ponerse en forma.
– Ir a una buena universidad.
– Comer más sano.
– Estar feliz más a menudo.
– Llevar los estudios al día.
– Encontrar trabajo.
Estos propósitos están muy bien, pero con frecuencia nos desanimamos porque volvemos a nuestros viejos hábitos, y dejamos de lado nuestras resoluciones. Pero te digo algo: si quieres experimentar un nuevo comienzo, tienes más de una oportunidad al año. ¿Sabes por qué? Porque para el cristiano, todos los días son día de Año Nuevo. El Io de enero no es la única segunda oportunidad que tenemos; de hecho, Dios nos permite empezar de cero cada vez que el sol sale por la mañana. Según dice Lamentaciones 3: 22-23: «El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan».
El propósito más fírme que debes hacerte hoy es compartir este año con Dios. Dedícale a él un tiempo especial cada día, y los demás propósitos, sueños y metas vendrán por sí solos.
Ponlo en práctica: Crea un plan para este año con Dios. Elige un lugar y un momento especial y comprométete a pasar tiempo con él a diario. ¡Esto te garantizará un nuevo comienzo cada día!
Ponlo en oración: Da gracias a Dios por cada nuevo comienzo, y pídele que te guíe todos los días de este nuevo año.