«Todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios» (Santiago 1: 17).
A UN GRUPO DE NIÑOS de entre diez y doce años, que no sabían que estaban siendo grabados, les preguntaron qué les gustaría recibir de regalo por Navidad. Las respuestas variaron: uno dijo que una computadora; otro, una Xbox; otra deseaba una casa para su Barbie, otro, un enorme trofeo; otro, un juego de Lego… Entonces les preguntaron qué regalo creían que querían sus mamás por Navidad, y las respuestas también variaron: uno dijo que a su mamá le gustaría una cafetera; otra dijo que un anillo; otro, que un televisor nuevo; otro más comentó que una joya. Y a continuación, vino lo más interesante.
Cuando las preguntas terminaron, entraron a la sala unas personas que llevaban cada una dos regalos: 1) el que había pedido cada niño para sí mismo; 2) el que cada niño había dicho que a su mamá le gustaría recibir. O sea, que a cada niño se le dio, en una mano, el regalo que quería para él o para ella; y en la otra mano, el regalo que quería su mamá. Entonces vino la pregunta: «Solo puedes quedarte con uno de los dos, o con el tuyo o con el de tu mamá. ¿Cuál eliges?». Qué pregunta más difícil. ¿Qué habrías elegido tú? Te doy un minuto para pensártelo. Uy, ya lo has decidido en tres segundos, qué rápido eres y qué claro lo tienes.
¿Quieres saber qué eligieron esos niños que no sabían que los estaban grabando? Todos eligieron el regalo para la mamá. Al comienzo hubo alguno que dudó, pero al final todos, sin excepción, escogieron el regalo para sus mamás. Cuando les preguntan por qué lo habían elegido, dijeron lo mismo: que sus mamás los cuidan cuando están enfermos, los protegen, y que lo más importante de la Navidad es la familia y el amor.
¿Qué es para ti lo más importante de la Navidad? Lo que el mundo celebra hoy es que Jesús vino hace más de dos mil años para darnos la salvación. Ese es el regalo que importa: el amor que tuvo para dejar el cielo y venir a la tierra. El mejor regalo de Navidad es amara todo el mundo de todo corazón. Los otros regalos que vienen envueltos en paquetes no tienen importancia. Solo son cosas materiales que no podríamos disfrutar sino tuviéramos amor familiar y amistad con Jesús.