Todas nuestras buenas obras son como trapo sucio. Isaías 64: 6.
(Necesitarás una visa o la imagen de una visa.)
En todos los continentes existen fronteras, las líneas que dividen a un país de otro. Los oficiales fronterizos verifican y autorizan a las personas a pasar.
Imagina que llega un señor muy bien arreglado, con un traje que huele a rico perfume, con un hermoso maletín.
—¡Hola! iBuenos días! Vengo en viaje de trabajo.
—Claro que sí, muéstreme su pasaporte y su visa (muestre el documento).
—¿Qué, no me conoce? Soy un hombre muy importante y no creo que necesite una visa para pasar.
—Lo siento, pero si usted no tiene visa, no puede entrar. ¡Así que deje pasar a los demás!
El señor se retira enojado. El siguiente en la fila es un señor maloliente, con los pantalones rotos, con la ropa sucia y mal peinado. —Buenos días, oficial. Quisiera pasar a su país.
—Muéstreme su pasaporte y su visa (muestre el documento).
El señor saca del bolsillo de su pantalón sus documentos.
—Muy bien, puede pasar —responde el oficial.
¿Qué pasó? ¿Por qué el hombre elegante no pudo pasar?
Nosotros también necesitamos una visa para ir al cielo. No importa que estemos sucios debido al pecado y no seamos personas importantes. Jesús es nuestra visa para pasar. ¡Solamente tienes que aceptarlo en tu corazón!
HABLA CON JESÚS:
Gracias, Jesús, porque por medio de ti, puedo ir al cielo. Amén.