Evita que te desprecien por ser joven, mas bien debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida 1 Timoteo 4: 12.
La próxima vez que un profesor diga a la clase de Tilly Smith que lo que están aprendiendo puede salvarles la vida, ellos se lo van a tomar en serio. En diciembre de 2004, Tilly y su familia fueron de vacaciones a Tailandia. Poco antes del viaje, Tilly había aprendido las señales de un tsunami. Un día, mientras caminaba con su familia por la playa, se dio cuenta de que había mucha espuma donde rompen las olas y de que el océano comenzó a retirarse de repente. Se detuvo inmediatamente y dijo a sus padres: un tsunami!». Ellos se echaron a reír y siguieron caminando, pero ella insistió en que regresaran al hotel. Tilly habló con el administrador del hotel, que estuvo de acuerdo en que era inminente la llegada de un tsunami y evacuó inmediatamente el hotel. Apenas unos minutos después de que llegaran a un lugar seguro, el tsunami arrasó la playa. Fue uno de los tsunamis más destructivos de la historia. Más de 295,000 personas murieron, pero las cien o más que estaban en el hotel de Tilly Smith se salvaron gracias a una lección bien aprendida de una jovencita de doce años.
Los jóvenes pueden marcar la diferencia en el mundo hoy, a pesar de que los adultos piensen lo contrario. Pablo animó a un joven llamado Timoteo, que trabajaba duro para compartir su fe con los habitantes de Éfeso, a usar su energía de la juventud para hacer algo grande. Pablo era unas cuantas décadas mayor que Timoteo, pero le dijo que no dejara que nadie tomara en vano su juventud. Él sabía que Timoteo podría llegar a ser un ejemplo extraordinario de fe para las personas que estaban a su alrededor. Pablo no dice que Timoteo se debía rebelar contra quienes lo subestimaran, sino que debía ser un ejemplo para ellos. Él llama a los jóvenes a ser ejemplo para los adultos. Esto no solo va en contra de la sabiduría convencional, sino que también pone a los jóvenes en un lugar de responsabilidad.
Dios quiere que le seamos fieles ahora. No cuando seamos adultos responsables, sino ahora, cuando todavía somos jóvenes. Si cambias tu vida ahora, antes de que los adultos te lo pidan, les enseñarás una gran lección.