Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, Romanos 12:19.
Necesitarás un pedazo de tela.
Dios indicó al profeta Samuel que debía buscar a un nuevo rey.
Samuel, obedeciendo la orden de Dios, fue a casa de Isaí, y de entre todos sus hijos eligió al menor, David, que era pastor de ovejas.
«¡Si es un niño!», decían sus hermanos. Pero Dios lo había escogido porque tenía un corazón dispuesto a obedecerlo. Samuel derramó algo de aceite sobre la cabeza de David y oró por el.
Sin embargo, en esos días, el rey que todavía gobernaba a Israel era Saúl. ¡Saúl se llenó de celos y quiso matar al joven futuro rey!
David tuvo que huir y durante mucho tiempo anduvo de un lugar a otro. Un día, Saúl y su ejército casi lo alcanzaron, así que tuvo que esconderse en una cueva. Esa noche, mientras sus enemigos dormían en el campamento, David bajó cautelosamente y cortó un pequeño trozo del manto de Saúl (muestre la tela). Al día siguiente, desde la montaña, David le gritó al rey y le mostró el trozo del manto. ¿Crees que David pudo haber matado a Saúl? ¿Por qué crees que no quiso? Él amaba a Dios, así que no regresaría mal por mal.
La venganza nunca será el mejor método para resolver un conflicto. La Biblia dice que cuando alguien te haga algo malo, tú respondas con algo bueno, pues Dios hará justicia por ti. Ahora, en el pequeño trozo de tela, escribe «Nunca me vengaré».
HABLA CON JESÚS
Querido Jesús, ayúdame a ser como David y desear el bien a los que me hacen mal, amén.