Después que hayan sufrido. Dios los hará fuerte, 1 Pedro 5:10
(Necesitarás una jeringa con aguja y una naranja.)
¿Qué es esto? (Muestre la jeringa con la aguja.) A la mayoría de los niños y las niñas les dan miedo las agujas porque les recuerda cuando los vacunaron. ¿Recuerdas ese momento? ¿Fue doloroso?
¿Para qué sirven las vacunas? Te lo voy a explicar así: Imagínate que hay un gran número de soldados malos que fueron heridos en batalla, y son los que te inyectan en tu cuerpo cuando te vacunan.
(«Inyecte» la naranja.) Ahora esos soldados están dentro de tu cuerpo, pero no te hacen daño, porque están débiles. Aun así tu cuerpo reacciona, los Identifica como enemigos y prepara bombas para atacarlos. Esas bombas se llaman anticuerpos. Los soldaditos mueren por debilidad y a ti te quedan las bombas.
¿Qué hará tu cuerpo con esas bombas? Cuando vengan las enfermedades a atacarte, podrá destruirlas con los anticuerpos y no te harán daño. Así funcionan las vacunas; nos ayudan a enfrentar las enfermedades y a salir victoriosos.
En la vida, a veces las niñas y los niños sufren. Algunos porque murió su mascota, otros porque sus papás están separados, otros porque no tienen amigos(as) y muchos porque son pobres. Pero cuando amas a Jesús, él es capaz de convertir esos soldaditos malos, que son los sufrimientos, en bendiciones, porque te haces más fuerte y valiente para enfrentar la vida.
HABLA CON JESÚS:
Jesús, ayúdame, cuando sufro, a entender que tú estás conmigo y que saldré vencedor(a), amén.