«Alejandro, César, Carlomagno y yo fundamos imperios; pero, ¿Sobre qué cimientos fundamos las creaciones de nuestro ingenio? Sobre la fuerza. Jesucristo fundó su imperio fundamentado en el amor; y en este momento millones de hombres darían su vida por él». —Napoleón Bonaparte, líder político y militar francés del siglo XIX.
«Las personas a menudo dicen acerca de él: “Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro de la moralidad, pero no acepto su pretensión de ser el hijo de Dios”. Es precisamente lo que no debemos decir. Un hombre, siendo un simple hombre, que dijera las mismas clases de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro. Sería o un lunático consumado, que está en el mismo nivel del hombre que dice
ser un huevo duro, o el mismo diablo del infierno. Debes tomar una decisión. Este hombre, una de dos, fue y es el Hijo de Dios,
o es una persona demente o algo peor». —C. S. Lewis, Mere Christianity [Mero cristianismo].
Lee las citas de la sección, Puntos de Vistas. ¿Cuál es la gran ironía expresada en la opinión de Napoleón? ¿Por qué es tan importante la observación de C. S. Lewis hoy como cuando la escribió?