“Se me pregunta acerca de la ley en Gálatas. ¿Cuál Ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: Ambas, la ceremonial y el código moral de los Diez Mandamientos.
“Cristo fue el fundamento de todo el sistema judío. La muerte de Abel fue una consecuencia de no haber aceptado Caín el plan de Dios en la escuela de la obediencia, para ser salvado por la sangre de Jesucristo, simbolizada por las ofrendas de sacrificios que señalaban a Cristo. Caín rehusó la efusión de sangre que simbolizaba la sangre de Cristo, que había de ser derramada por el mundo.
Toda esa ceremonia fue preparada por Dios, y Cristo vino a ser el fundamento de todo el sistema. Este es el comienzo de la obra de la Ley como el ayo que lleva a los instrumentos humanos pecaminosos a considerar a Cristo como el fundamento de todo el sistema judío.
“Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Este servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que es la ley del Reino divino” (MS 1: 274).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
A menudo luchamos con la pregunta acerca de cómo podemos vencer el pecado en nuestra vida. ¿Qué promesas tenemos en la Biblia acerca de la victoria sobre el pecado? ¿Cómo podemos vivir para ayudar a que estas promesas sean reales? Al mismo tiempo, ¿por qué debemos ser cuidadosos de asegurarnos de que ponemos toda nuestra esperanza de salvación, no en cualesquier victoria que obtengamos, sino en la victoria de Cristo por nosotros?
Con frecuencia escuchamos a cristianos que afirman que la Ley ha sido eliminada. Por supuesto, estos mismos cristianos hablarán en contra del pecado, lo que significa que realmente no quieren decir que la Ley está eliminada. En realidad, ¿qué quieren decir cuando hacen la primera afirmación? (Indicio: ¿En el contexto de qué Mandamiento suele surgir esa afirmación?)
RESUMEN: La Ley fue dada para señalar a los pecadores la necesidad que tienen de Cristo. Como un guardián, proporciona instrucciones acerca de Dios y protege del mal. Pero, como un guardián muy estricto, también nos señala nuestra pecaminosidad y trae condenación. Cristo nos libera de la condenación de la Ley y escribe esa Ley en nuestros corazones.