El hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón, 1 Samuel 16:7.
(Necesitarás una piedra áspera y algún brillante de bisutería.)
Cuando vemos a una persona nos fijamos en cómo se viste, qué automóvil tiene, cómo es su casa, qué juguetes tiene. Entonces nos damos cuenta si es rica o pobre. Muchas veces juzgamos a las personas por lo que vemos, pero para conocer a alguien realmente necesitamos tratarle durante un tiempo Así conocemos su carácter.
Hay personas que se dedican a pulir las piedras que se sacan de las minas. Al principio, esas piedras están ásperas y feas (enseñe la piedra áspera). Pero las personas especializadas no se fijan en la apariencia exterior de las piedras, porque saben que después de quitar toda la escoria, o sea, la capa áspera y fea, hay un hermoso diamante (enseñe la piedra brillante)
Así es como Dios nos mira. La Biblia dice que la gente se fija en las apariencias, pero Dios se fija en el corazón. Todos somos pecadores, pero él nos limpia, nos pule y extrae de cada persona un hermoso diamante, que brilla y adorna los hogares. ¡Qué buena noticia! No importa la riqueza o la pobreza, si tienes una casa lujosa o no, para Dios todos somos piedras preciosas.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, gracias porque no nos juzgas por nuestra apariencia exterior. Ayúdanos a ver a los demás así como tú. Amén.