“Aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde» (Mateo 11:29).
¿Te gustan los gatos? ¿Y los perros? Acabo de ver en Internet unas fotografías rea- W I les ¡impresionantes! Se trata de una perra de raza ovejero alemán que acaba de tener perritos. Y unos gatitos callejeros se acercan a ella, para que ella los alimente. Ella se sienta tranquilamente, y permite que los gatitos tomen su leche, y así no mueran de hambre. ¿No es increíble? Claro que lo es, porque, por lo general, los perros y los gatos se llevan muy mal. Por eso existe la expresión: «Están siempre como el perro y el gato», que se usa para referirse a personas que se llevan mal, que todo el mundo se da cuenta de que siempre están discutiendo por todo y que no se pueden ni ver.
Pero fíjate que los perros y los gatos no necesariamente tienen que llevarse mal. Existen muchos casos en los que aprenden a convivir. Sobre todo, cuando tienen que compartir una casa, porque los dueños quieren tener un perrito y un gatito; y ahí están los dos animales compartiendo el mismo espacio. Cuando un perro y un gato comparten la misma casa y conviven desde cachorros, pueden aprender a convivir sin problemas. Tal vez, no lleguen a ser amigos inseparables, pero aprenden a respetarse y a no estar peleando todo el tiempo. Y por cierto que, en el zoológico, a veces hay jaulas en que conviven juntos animales que no se llevan bien como, por ejemplo, un perro y un león que vi una vez. Jugaban sin hacerse daño, y eran admirados por todos.
Ahora viene la parte Importante: si animales que normalmente son enemigos en el reino animal pueden aprender a vivir juntos en tranquilidad, ¿no podemos, acaso, las personas aprender lo mismo? Si otro niño no te gusta, no te cae bien, dice cosas que a ti te parecen equivocadas o se viste raro, ¿necesariamente tienes que llevarte mal con él o con ella, rehuirle o hablar mal de él? ¡No! Puedes aprender a respetarlo, a tratarlo bien, y así llevarse lo mejor posible.
Jesús era así. Él trató siempre bien a todo el mundo, y no se llevaba mal con nadie, a pesar de que mucha gente lo criticaba y lo trataba mal.