«Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguenSi ustedes aman solamente a quienes los aman¿qué premio recibirán? Hasta los paganos se portan asíSean ustedes perfectos, corno su Padre que está en el cielo es perfecto» (Mateo 5: 44-48).
Técnicamente se supone que los profesores no deben odiar a sus alumnos, pero confieso que una vez estuve a punto de hacerlo, Digamos que el alumno se llamaba David. Yo tenía diecinueve años y era maestra misionera en la pequeña isla de Ebeye, Él era el peor estudiante que te puedas imaginar. No tenía ni idea de lo que le decía/ hacía cosas para llamar la atención de las chicas me desafiaba abiertamente e incitaba a otros a hacer lo mismo. Era imposible controlarlo. No había ni una pizca de respeto en él.
Una noche caí de rodillas implorándole a Dios que lo sacara de mi vida. La respuesta que recibí fue muy clara: «Debes amarlo». ¿Amarlo? jlrnposible! Bueno, lo intenté. A la mañana siguiente lo saludé afectuosamente con una sonrisa, él me miró sorprendidísimo. Lo animé durante la clase. Le hice bromas y le pregunté acerca de su vida. Después lo acompañé caminando hasta su casa y visité a su familia. Pronto come nzó a prestar atención durante mis clases, se quedaba después de la escuela para pa sar tiempo conmigo.
Un día mandó a callar a un compañero que estaba haciendo ruido. Y al final del año, en mi fiesta de despedida, se levantó y dijo con lágrimas en los ojos que yo era su única amiga, Nunca olvidaré a «David». Me enseñó una de las lecciones más importantes de mi vida: que el amor es lo único que realmente puede cambiar a las personas. El amor es el arma más poderosa que tenemos: convierte a los niños malos en niños buenos, a la gente mezquina en agradable, a los enemigos en amigos.
El amor es la marca que identifica a un cristiano, es lo que nos hace diferentes del resto del mundo. Todo el mundo ama a sus amigos, pero ¿quién arna a sus enemigos? Cuando Jesús nos pide que seamos perfectos no quiere decir que no nos equivoquemos sino que seamos perfectos en amor, que mostremos amor a toda persona que se cruce en nuestro camino. ¿A quién debes comenzar a mostrarle amor? Piensa en esa persona que prueba tu paciencia y te fastidia todo el tiempo. Si crees que no puedes lograrlo, pide a Dios que te ayude.