«No debería importarnos insultar a los hombres, si el respetarlos significa ofender a Dios».—San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla y padre de la Iglesia (349-407).
«Tendremos toda la eternidad para celebrar las victorias, pero escasas horas antes del ocaso para obtenerlas». —Amy Carmichael, misionera irlandesa en la India (1867-1851)
«Solía decir cuán importante era contarles a las personas acerca de Jesús, pero nunca lo hice. [Mi amigo] Andrés me explicó bondadosamente que si no les presento a Jesús a las personas, eso indica que no creo que él sea alguien importante, no importa lo que diga». —Donald Miller, Blue Like Jazz (Nelson, 2003), p. 110.
Un su libro galardonado sobre la evangelización, Just Walk Across the Room, Bill Hybels sugiere que el mayor regalo que los seguidores de Cristo le pueden dar a las personas que los rodean es una presentación del Dios que los creó, que los ama y que tiene un propósito para sus vidas.
No hay nada que lo supere, ni ganancias monetarias, ni oportunidades de empleo, ni siquiera reconocimientos o elogios. Hybels dice: «La evangelización es una búsqueda constante de formas para darle ese regalo a alguien que vive lejos de Dios».
Para meditar: ¿Cómo puedo llenarme de valor y compartir el don de vida con aquellos que están lejos de Dios?