«Y me contestaron: «Los que escaparon de ir al destierro y se quedaron en la provincia, están en una situación muy difícil y vergonzosa. En cuanto a Jerusalén, la muralla ha sido derribada y sus puertas han sido destruidas por el fuego»» (Nehemías 1: 3).
Y a han pasado cinco años y todavía no tengo ni el diploma de los tres años de universidad. Mis familiares y amigos se preguntan si alguna vez me graduaré; yo misma me lo pregunto. Cuando mi esposo y yo comenzamos a estudiar, los dos hicimos planes de terminar en tres años, pero a los diez meses de comenzar el primer curso descubrí que estaba embarazada. Cuando nació Caleb, me tomé todo un semestre para estar con él, con la idea de volver y terminar el semestre siguiente, sin embargo, como Greg y yo teníamos que turnarnos para estar en casa con el bebé, no fue fácil. Cuando nos fuimos de la universidad, Greg se había graduado, pero a mí me faltaban varias materias, así que volví a la universidad para tomar algunas clases intensivas, cursé otras por Internet y ya casi había terminado cuando descubrí que estaba embarazada de mi segundo hijo, Toby Jacob. Entonces hice planes para terminar cuando naciera, pero simplemente no pude. Incluso ahora que escribo esta reflexión me queda una materia y media para terminar; parece que nunca lo voy a conseguir.
Yo hubiera encajado perfectamente entre los exiliados en los días de Nehemías, porque ellos tampoco parecían poder terminar nada, Nehemías continúa justo donde Esdras lo había dejado, como sucede en las buenas secuelas de las películas. La acción no había terminado desde Esdras 10, donde Esdras intentaba llevar a cabo una reforma espiritual entre los exiliados retornados, que ya ni siquiera comprendían lo que significaba ser el pueblo elegido de Dios. Entonces entra en la historia Nehemías, el copero del rey de Persia, Artajerjes. Cuando Nehemías oyó la noticia de que la obra de Esdras de reconstrucción de las murallas de la ciudad había sido parada, que las murallas habían sido derribadas y las puertas de la ciudad quemadas, el rey Artajerjes le dio un permiso especial para que fuera con sus soldados y con papeles de protección real para terminar la reconstrucción. Si no se hubiera dado esa protección especial, los exiliados hubieran quedado sujetos a ataques de las naciones vecinas. Como en toda buena secuela, Dios ya tenía al siguiente héroe preparado para asegurarse de que se cumpliera su promesa de restaurar a la nación judía.
Nunca dudes de que Dios hará algo, incluso aunque le lleve mas tiempo de que esperas.