«El tentador se le acercó y le propuso: «Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan Jesús le respondió: {‘Escrito está: ‘No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»‘ Mateo 4: 3, 4,
LA GRAN PRUEBA DE CRISTO en el desierto en 10 que respecta al apetito había de dejarnos un ejemplo de dominio propio. Este largo ayuno se llevó a cabo para poner en evidencia ante la humanidad la pecaminosidad de algunas cosas en que incurren los profesos cristianos. La victoria que Cristo obtuvo en el desierto había demostrado a los seres humanos la pecaminosidad de mucho de aquello de lo que obtienen placer. La salvación de la raza humana estaba en la balanza, y había de ser decidida por la prueba de Cristo en el desierto. Si triunfaba en el apetito, entonces había la posibilidad de que nosotros venciéramos.
Los cristianos que comprenden el misterio de la piedad, que tienen una noción elevada y sagrada de la expiación, que disciernen en los sufrimientos de Cristo en el desierto una victoria obtenida en favor de ellos […l serán grandemente fortalecidos al comparar ferviente y frecuentemente sus vidas con la verdadera norma, la vida de Cristo.
Las diversiones que inducen a la liviandad y al olvido de Dios, no pueden ser aprobadas por el ejemplo de Cristo, el Redentor del mundo, el único modelo seguro que el ser humano debe seguir si desea vencer como él venció.
Actualmente el creyente tiene la ventaja sobre Adán en su lucha contra Satanás, de que conoce la experiencia de aquel en la desobediencia y su consiguiente caída para advertirle de que debe evitar seguir su ejemplo. El cristiano tiene también el ejemplo de Cristo que venció el apetito y muchas otras tentaciones de Satanás, y que al triunfar sobre el poderoso enemigo en todos los aspectos, salió vencedor en la C0ñtienda.—— Review and Herald, 13 de octubre de 1874.