En el capítulo 19 del libro de Éxodo, el Señor dijo a Moisés: “Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (vers. 3-6).Aquí está el mensaje del evangelio, revelado milenios antes de la Cruz: Dios redime a su pueblo; y lo salva del pecado y de la esclavitud del pecado. Luego, le manda amarlo y obedecerlo, ante él y ante el mundo, como el pueblo especial del pacto.
Lee 1 Pedro 2:5, 9 y 10; y Éxodo 19:6. ¿Qué quiere decir Pedro cuando llama a los cristianos “real sacerdocio” y “nación santa”? Este vocabulario ¿qué nos dice a nosotros, como cristianos adventistas del séptimo día, acerca de nuestras obligaciones?“Casa espiritual”, “linaje escogido”, “real sacerdocio”, “pueblo adquirido por Dios” son todos términos de honor que, en la Biblia, describen la relación especial que Dios tuvo con los descendientes de Abraham. Ahora, en el Nuevo Testamento, en el contexto de Jesús y de la cruz, Pedro está usando el mismo lenguaje del pacto y lo aplica a los miembros de la iglesia. Las promesas del pacto hechas a Israel son ahora ampliadas para incluir no solamente a los judíos que creen en Jesús, sino también a los creyentes gentiles.
Sí; por medio de Jesús, los gentiles también pueden reclamar ser hijos de Abraham. “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gál. 3:29). Gracias a Cristo, cualquier persona, independientemente de su origen, puede formar parte de este “real sacerdocio”.
¿Una nación santa? ¿Un real sacerdocio? Frases como estas, aplicadas a nosotros mismos, ¿qué deberían decirnos con respecto a la clase de vida que vivimos, como individuos y como comunidad? ¿De qué manera podemos vivir más a la altura de este elevado llamado?