Lee 1 Pedro 3:8 al 12. ¿Qué está enfatizando Pedro aquí sobre el modo en que deberían vivir los cristianos? ¿Ya había escrito algo acerca esto en 1 Pedro 2:20 y 21? ¿Qué es lo que repite?
Pedro comienza diciendo que todos deben ser “de un mismo sentir” (homophrones). No está hablando acerca de uniformidad, en el sentido de que todos deban pensar, hacer y creer exactamente del mismo modo.
El mejor ejemplo de esta idea se encuentra en 1 Corintios 12:1 al 26, donde Pablo señala que, así como el cuerpo está formado por partes, tales como las manos y los ojos, pero aun así tiene una unidad intrínseca, así también la iglesia está formada por individuos con diferentes dones espirituales.
Sin embargo, aun con estas diferencias, tienen una unidad de propósito y espíritu pues obran juntos a fin de formar una comunidad unida.
Por supuesto, una unidad así no siempre es tan fácil, tal como lo ha mostrado la historia de la iglesia cristiana de modo tan amplio (y triste). Pero, inmediatamente después de esta amonestación, Pedro indica a sus lectores cómo pueden revelar y expresar este ideal cristiano.
Por ejemplo, los cristianos deberían actuar con simpatía (1 Ped. 3:8). Simpatía significa que, cuando un cristiano sufre, los otros cristianos sufrirán con él; cuando otro cristiano se regocija, otros se regocijarán con él (compara con 1 Cor. 12:26).
La simpatía nos permite ver desde la perspectiva de los demás, un paso importante en el camino a la unidad. Luego, Pedro dice que deberíamos amarnos unos a otros con “amor fraternal” (1 Ped. 3:8, NVI). Jesús mismo afirmó que el modo en que se puede reconocer a sus verdaderos discípulos es porque se aman los unos a los otros (Juan 13:35). Además, Pedro dice que los cristianos tendrán un corazón compasivo (1 Ped. 3:8). Tendrán compasión por las dificultades y los sentimientos de los demás.
“Crucificad el yo, considerad a los demás como más excelentes que vosotros mismos; y así realizaréis la unión con Cristo. Ante el universo celestial, ante la iglesia y el mundo, daréis la prueba indiscutible de que sois hijos de Dios. Dios será glorificado por el ejemplo que deis” (TI 9:151).
¿Cuán a menudo hacemos lo que Pedro dice aquí, especialmente la parte que dice: “No devolviendo mal por mal” (1 Ped. 3:9)? ¿Qué clase de muerte al yo debemos experimentar a fin de seguir estas palabras? ¿Cómo podemos tener esa clase de muerte? (Ver Gál. 2:20.)