Lee 1 Pedro 1:3 al 12. ¿Cuál es el mensaje central de Pedro en estos versículos?
En su salutación a sus lectores, en 1 Pedro 1:1 y 2, Pedro ya ha mencionado al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (1 Ped. 1:2). Los tres miembros de la Deidad conforman la temática de 1 Pedro 1:3 al 12. El Padre y el Hijo son el tema de 1 Pedro 1:3 al 9, y el Espíritu Santo tiene prominencia en 1 Pedro 1:10 al 12.
Al escribir acerca del Padre y del Hijo, y de la obra del Espíritu Santo, Pedro introduce muchos de los temas a los que volverá más adelante.
Pedro comienza diciendo que los cristianos han nacido de nuevo (1 Ped. 1:3; ver también Juan 3:7). Su vida entera ha sido transformada por la resurrección de Jesús y la herencia extraordinaria que espera a los cristianos en el cielo (1 Ped. 1:3, 4). Aquí, como en tantos otros lugares del Nuevo Testamento, la resurrección de Jesús es clave para la esperanza cristiana.
Esta esperanza provee a los cristianos de una razón para regocijarse, a pesar del hecho de que muchos de los destinatarios de 1 Pedro estuvieran sufriendo. Este sufrimiento prueba y refina su fe, así como el fuego prueba y refina el oro. Aun cuando los lectores de Pedro no vieron a Jesús durante su ministerio terrenal, lo aman y creen en él. Y el resultado de su fe en él es la salvación y la promesa de “una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 Ped. 1:4).
Pedro también les hace saber que los profetas de la antigüedad habían profetizado “de la gracia destinada a vosotros” (1 Ped. 1:10). Los profetas del Antiguo Testamento “inquirieron diligentemente e indagaron” (1 Ped. 1:10) acerca de la salvación que estas personas ahora experimentaban en Jesús.
Al sufrir persecución por causa de su fe, Pedro señala que forman parte de un conflicto mucho más amplio entre el bien y el mal. En última instancia, está intentando ayudarlos a mantenerse fieles a la verdad, incluso en medio de las pruebas.
Primera de Pedro 1:4 dice que hay una herencia “reservada en los cielos” para ti. Piensa en eso en un nivel personal; hay un lugar específico reservado en el cielo solo para ti, en forma personal. Entonces, ¿cómo deberías responder, en forma personal, a esta maravillosa promesa?