¿Conoces a alguien que no es discípulo de Cristo, pero sientes que este podría ser el momento adecuado en su vida para responder a Jesús?
Comienza a orar diariamente por esa persona y prepárate para compartir tu historia de por qué decidiste seguir a Cristo. ¡Tu testimonio tiene poder! Busca la oportunidad de invitar a otros a «venir y comprobarlo» por sí mismos.