El león, con sus fuertes garras y su gran rugido, asustaba a todos los animales, que lo obedecían por temor. A su paso, empujaba y lastimaba a los animales más pequeños. Peleó con otros leones y los venció; así tuvo más poder como rey de la selva. Todos los demás animales estaban cansados de que el león fuera insolente y altivo pero nadie podía oponerse a la fuerza del gran rey.
Un día llegó un joven y robusto león. El rey, molesto por la llegada de ese intruso, juntó a todos sus súbditos y dijo:
—Quiero que se reúnan y vean cómo destruyo a todo aquel que intenta usurpar mi reino.
Esa tarde hubo una gran pelea, pero el joven león fue el vencedor. Los animales, en vez de estar tristes por la derrota de su rey, dieron gritos de alegría. Nadie lo defendió; se quedó cosechando lo que él mismo había sembrado.
¿Alguna vez has sentido que un(a) compañero(a) o amlgo(a) es como el primer rey león, que lastima y ofende a los demás? Hay niños(as) que no respetan a sus compañeros; les quitan sus cosas, los empujan y se burlan de ellos.
Jesús desea que las niñas y los niños estén llenos de amor y compasión. Así son las personas que él necesita.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, ayúdame a ser respetuoso y amable con los demás, amén.