Lee “El llamamiento a orillas del mar” y “Una noche sobre el lago”, El Deseado de todas las gentes, pp. 211-216; 340-346.
A causa del temprano reconocimiento de su propia pecaminosidad, su declaración audaz de que Jesús era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mat. 16:16), la terrible negación de su Señor, e incluso sus triunfos y errores como un líder en la iglesia, Pedro ciertamente fue un jugador clave.
Así, bajo la inspiración inmaculada del Espíritu Santo, pudo escribir lo que escribió, no solamente por conocimiento teórico, sino también por su experiencia práctica.
Conocía no solamente la gracia salvadora de Cristo, sino también su gracia transformadora: “Antes de su estrepitosa caída, era siempre exagerado y dictatorial, y hablaba en forma imprudente e impulsiva. Estaba siempre listo para corregir a los demás y expresar su parecer antes de comprenderse bien a sí mismo o lo que tenía que decir. Pero Pedro se convirtió, y el Pedro convertido era muy diferente del Pedro irreflexivo e impetuoso.
Aunque mantuvo su antiguo fervor, la gracia de Cristo templaba su celo. En lugar de ser impetuoso, lleno de confianza y de exaltación propia, era calmado, sereno y dócil. Ahora sí podía apacentar tanto a los corderos como a las ovejas de la grey de Cristo” (TI 5:313).
¿Quién de nosotros, hasta cierto punto, no se siente identificado con Pedro? ¿Quién no se ha puesto de pie audazmente por su fe en algún momento? Y ¿quién no ha fracasado miserablemente alguna vez?
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué nos dice acerca de la gracia de Dios el hecho de que Pedro, aun después de su negación vergonzosa de Jesús, llegara a jugar un papel tan prominente, no solamente en la iglesia temprana sino también en la fe cristiana misma? (Después de todo, escribió parte del Nuevo Testamento.) ¿Qué lecciones podemos obtener de esta restauración acerca de cómo lidiar con aquellos que, a su propio modo, le han fallado al Señor?
2. En la clase, hablen más acerca de los peligros que puede enfrentar la iglesia por hacer concesiones. ¿De qué modo podemos saber en qué cosas debemos negociar, y en qué otras no debemos transigir bajo ninguna circunstancia? ¿Qué ejemplos de transigencias encontramos en la historia de la iglesia, que llevaron al desastre? ¿Qué lecciones podemos aprender de estos eventos?
3. Pedro aprendió algunas lecciones por el camino difícil. Al ver sus errores, ¿de qué forma podemos aprender aquellas lecciones que es necesario que sepamos, pero de una manera más fácil que Pedro?