«Desde el cielo, Dios mira a los hombres para ver si hay alguien con entendimiento, alguien que busque a Dios» (Sal. 53:2).
Hay que ver qué mala fama tiene el avestruz. ¿Alguna vez has oído la expresión «No escondas la cabeza bajo la tierra como el avestruz»? ¿Sabes para qué se utiliza esa frase? Para referirnos a las personas que cuando tienen que enfrentar una situación difícil, un problema o una gran responsabilidad, se esconden. Es decir, que no afrontan valientemente las cosas, son cobardes.
Ahora, la gran pregunta es esta: ¿de dónde sale esta expresión? ¿Es que, acaso, cuando se avecinan los problemas el avestruz esconde la cabeza bajo la tierra? Rotundamente, ¡no!
De hecho, esconder la cabeza bajo la tierra sería lo peor que el avestruz podría hacer. Imagínate esta escena: un avestruz está en el pasto tranquilamente, comiendo, cuando a la distancia ve a un depredador.
Entonces, en lugar de usar esas maravillosas patas largas que el Creador le ha dado para echar a correr, esconde la pequeña cabecita que tiene bajo la tierra y deja todo su inmenso cuerpo afuera. ¿Qué sentido tendría eso? Sería una presa fácil para cualquier depredador, que se lo comería ahí mismo.
En realidad, esto nunca sucede así. Cuando un avestruz se ve amenazada por un depredador sale huyendo a toda velocidad; por eso ha sobrevivido tantos años y no se ha extinguido de la faz de la Tierra.
Es más, intenta acercarte a un avestruz para hacerle daño, y verás cómo reacciona. Se volverá violenta contra ti. ¿Sabes qué? Mejor no lo intentes. Yo lo he visto y sé que es así; prefiero ahorrarte los golpes… y evitar que tu papá salga corriendo detrás de mí con un palo.
Lo que ha generado este dicho injusto es que, para proteger a sus crías, la mamá avestruz hace agujeros en la tierra y deposita allí los huevos. Pero eso no tiene nada que ver con huir de las responsabilidades y los problemas.
¿Y tú? ¿Qué haces cuando tienes problemas y responsabilidades? ¿Huyes de ellos? ¿Te escondes, para que no te encuentren? ¿O les haces frente enérgicamente, con la ayuda de Jesús? Desde el cielo, Jesús siempre te está mirando, y esta mañana quiere decirte: «Siempre estoy contigo. Yo te ayudo, confía en mí. Juntos venceremos este problema que atraviesas».