— Mamá, ¿dónde vamos a ir estas vacaciones? — preguntó Vania.
— Vamos a recibir a tus primos y tus tíos en casa.
— ¡Hurra! ¡Qué bueno! Vamos a jugar mucho.
¡Vania esperó con ansias ese día!
Por fin llegó y Vania se levantó muy temprano, arregló su habitación y ayudó a su mamá en la cocina, mientras su papá iba por sus parientes al aeropuerto.
Luego, Vania se sentó al lado de la ventana a esperar la llegada de sus primos.
Después de unos minutos vio cómo su papá estacionaba el auto en la cochera. Ella salió corriendo.
— ¡Hola, bienvenidos a casa! — les dijo. Abrazó a sus tíos y primos, invitándolos a pasar.
Esos días fueron muy bonitos. Salieron a visitar diferentes museos, al zoológico y a unas cuevas que se encontraban cerca de la ciudad.
Cuando regresaban de los paseos, Vania y sus primos corrían a su cuarto, sacaban los juguetes y jugaban toda la tarde. Esas vacaciones fueron de las mejores para Vania.
¿Tienes primos? Cuando van a visitarte, ¿eres amable y compartes tu cuarto y tus juguetes con ellos? Dios nos dio a nuestros primos para que los amemos y pasemos lindos momentos con ellos.
Ahora con la ayuda de tu mamá, toma el teléfono, llama a alguno(a) de tus primos(as) y dile cuánto lo(a) amas.
HABLA CON JESÚS:
Gracias, Jesús, por darme a mis primos. Ayúdame a ser amable con ellos. Amén.