Quien pasa por alto la ofensa, crea lazos de amor,Proverbios 17:9.
(Necesitarás lazos para sujetar la manos.)
Haz un círculo con los miembros de la familia. Tómense de las manos y que una persona los ate con un lazo por las manos. Así todos estarán unidos. Este ejercicio te mostrará la importancia de pedir disculpas y de perdonar.
Imagina que alguien del círculo ofendió a la persona que tiene al lado y peleó con ella.
Ambos están enojados y ofendidos. Ahora, que uno de ellos vaya a beber agua a la cocina solo.
¿Puede? ¿Por qué no? Porque hay un lazo que los une y no les permite separarse. Ahora, que el otro vaya a la habitación de al lado. ¿Puede? ¿Por qué no? Por la misma razón, el lazo no les permite ser libres. Ahora, que se pidan disculpas y se perdonen.
(Uno dice) «¿Me disculpas?», (el otro contesta) «Sí, te perdono».
(Luego intercambian papeles.) Cuando eso sucede, lo que les impedía ser libres se rompe (rompa el lazo). Ahora sí, que vayan a hacer lo que intentaron antes.
Cuando una persona pide perdón a las que ofendió y perdona a las que la ofendieron, es libre, porque no tiene resentimiento. Hay personas que guardan rencor por muchos días y se sienten atadas, porque no tienen paz. Por eso Jesús quiere que amemos a los demás, para que seamos felices.
HABLA CON JESÚS: Ayúdame, querido Jesús, a perdonar a los que me hacen mal y a pedir perdón cuando yo ofendo a los demás. Amén.