«Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Mateo 1 : 21
JACINTA NO LO PENSÓ dos veces para aceptar la propuesta de atravesar le frontera y partir en busca del sueño americano. Sabía de los peligros que la asediaban, pero su indómita naturaleza de mujer sufrida le decía que no hay compensa sin dolor. Y partió. Fueron días terribles de hambre, sed, cansancio, miedo, terror… y abuso. Los primeros días, caminó al ritmo de los hombres, en las largas caminatas nocturnas a través del desierto. Después, fue perdiendo las fuerzas, y en una oportunidad se quedó atrás. Un «coyote» aprovechó la oportunidad y abusó de ella.
Con la autoestima por el suelo y la dignidad como papel estrujado, Jacinta llegó a pensar que no había valido la pena aventurarse. Fue violada cuatro veces, y después abandonada en el desierto. Los «coyotes» pensaban que la joven no sobreviviría al calor infernal del desierto. Pero se equivocaron Un día, cuando ella misma pensaba que la muerte se aproximaba inexorablemente, un extraño la encontró y la salvó. Las autoridades los encontraron, y ambos fueron apresados y deportados. Aquel hombre que la salvó podría haber seguido su camino solo, y habría alcanzado su objetivo, pero decidió ayudar a Jacinta. El precio de su nobleza fue la prisión. Jacinta vivió para contar la historia El versículo de hoy afirma que la misión de Jesús es salvar. Nos encontró un día, muriendo en el desierto de esta vida, sin ideales y sin sueños; a veces, sin dignidad ni respeto propio. Podría haber seguido su camino, pasado
de largo; pero se detuvo. Lo dejó todo allá, en el cielo, y aceptó pagar el precio de nuestra redención. Eramos esclavos; todos estábamos condenados a morir, puesto que la paga que da el pecado es la muerte. Pero el Señor Jesús te amó tanto que aceptó morir en tu lugar.
Jamás podremos entender un amor como ese. Que alguien muera por unjusto, dice Pablo, es razonable; pero Jesús mostró su amor por nosotros en elhecho de que, siendo pecadores, él aceptó morir en nuestro lugar.
Jacinta y el desconocido que la salvó hoy son esposos, y tienen tres hijos. Un año después del triste incidente, volvieron juntos a los Estados Unidos, y hoy se alegran en la belleza del evangelio.
Jesús también desposó a su iglesia después de haberla encontrado abandonaday haberla salvado. Por eso, hoy, vale recordar que «dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».