«Devuélveselo. […] Así estará él agradecido contigo, y tú habrás actuado con justicia a los ojos del Señor tu Dios» (Deut. 24:13, NVI).
¿Alguna vez ce encontraste algo, y aunque sabías que tenía dueño te lo quedaste, porque lo querías para ti? ¿A que en el fondo sabías que lo que estabas haciendo era incorrecto? Quiero contarte cómo actuó un joven llamado Javier en una situación similar.
Una tarde, Javier estaba en su casa cuando llegó Carlos, su mejor amigo, que timbró muy apurado.
Cuando Javier abrió la puerta, Carlos le dijo: -Ayúdame a buscar a Fercho. Se ha escapado y no sé dónde está.
-¡Claro! -le dijo Javier-, Ahora mismo saco mi auto y salgo a buscarlo.
Javier recorrió distintos lugares, y cuando ya llevaba una hora de búsqueda, encontró a Fercho.
Estaba echado al pie de una banca en el parque; parecía que lo estuviera esperando pacientemente. Javier sacó la cabeza por la ventanilla y gritó:–¡¡¡Fercho!!!
El perro ni se inmutó. Miró para otro lado, como si la cosa no fuera con él. Entonces Javier se bajó del auto, se acercó al perro, le acarició la cabeza e intentó que subiera al auto, para llevarlo a casa de su amigo. Pero el perro no se movía. Después de mucha insistencia, logró llevárselo. Ya en el auto, el perro se puso contento. Javier le acarició la cabeza y el perro le lamía el cuello y la oreja.
Cuando llegaron a la casa de Carlos, Javier le dijo a su amigo:
-¡Carlos, encontré a Fercho, aquí está!
Pero en ese mismo instante, Carlos también estaba diciendo:
-¡Javier, ya encontré a Fercho!
¿Adivinaste? Javier se había equivocado de perro. Fercho era igualito, pero no era el mismo. Sin sospecharlo, Javier había robado un perro.
Y ahora tenía la tentación de quedárselo, porque le encantaba. Después de pensarlo un momento, decidió hacer lo correcto, dejando al animal donde lo había encontrado. ¿Qué habrías hecho tú? Lo que hizo Javier es muy importante, porque no debemos quedarnos nunca con nada que no sea nuestro. Todo tiene su dueño, y eso hay que respetarlo. Recuérdalo, cuando tengas la tentación de quedarte con lo que no es tuyo.