¿Qué nos dicen los siguientes textos acerca de Jesús y el modo en que hemos de considerarlo? 1 Juan. 2:6 Gál. 4:19
Sin lugar a dudas, Jesús es el Hombre modelo. Su vida –su carácter– es el ejemplo que todos los que lo seguimos deberíamos procurar imitar, por la gracia de Dios. Jesús es el único ejemplo perfecto que tenemos sobre cómo vivir la clase de vida a la que Dios nos llama. Sin embargo, Jesús no vino a esta Tierra meramente para darnos un ejemplo. Nuestra condición de pecadores requería más que solo el desarrollo del carácter, como si reformar nuestros caracteres y modelarnos a su imagen fuera todo lo que se requería en su obra como Redentor. Necesitamos más que eso; necesitamos un Sustituto, Alguien que pague la pena por nuestros pecados: Jesús también vino para morir la muerte que nosotros merecemos, de modo que su vida perfecta se nos pueda acreditar como propia.
¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la necesidad de la muerte de Cristo por nosotros? Mar. 8:31; Luc. 9:22; 24:7; Gál. 2:21.
Jesús tenía que morir por nosotros por causa de la obediencia a la Ley que, aunque central para la vida cristiana, no es lo que salva a los caídos. “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley” (Gál. 3:21). Si alguna ley pudiera salvar al pecador, sería la de Dios, pero incluso esa ley no nos salva. Solo la perfecta vida de nuestro Ejemplo perfecto, Jesús, podía salvarnos, y por eso Cristo vino para ofrecer “para siempre un solo sacrificio por los pecados” (Heb. 10:12). ¿De qué modo tu propio registro del cumplimiento de la Ley te muestra tu necesidad de un Sustituto? Reavivados por su Palabra: Hoy, Est. 4 – Durante esta semana, PP cap. 53.