Los estudiantes de la Biblia a lo largo de los siglos han procurado encontrar similitudes entre la historia de Job y la de Jesús. Y, aunque Job no es precisamente un “tipo” de Jesús (como lo fueron los animales del sistema de sacrificios), existen algunas semejanzas. En ellos podemos encontrar otra lección de Job: la de cuánto costó nuestra salvación para el Señor.
Compara Job 1:1 con 1 Juan 2:1; Santiago 5:6; y Hechos 3:14. ¿Qué similitudes hay allí? Lee Mateo 4:1 al 11. ¿Qué semejanzas existen aquí entre Jesús y Job?
Lee Mateo 26:61; Lucas 11:15 y 16; y Juan 18:30. ¿De qué modo estos textos encierran similitudes con la experiencia de Job?
Compara Job 1:22 con Hebreos 4:15. ¿Qué semejanzas hay aquí?
Estos textos revelan similitudes interesantes entre las experiencias de Job y las de Jesús. Por supuesto, Job no era sin pecado, como lo fue Jesús; no obstante, él fue un hombre fiel y justo, cuya vida trajo gloria al Padre. Job fue gravemente probado por el diablo, igual que Jesús. En todo el libro, Job fue acusado falsamente; Jesús también afrontó falsas acusaciones. Finalmente, y tal vez lo más importante, a pesar de todo lo que sucedió, Job se mantuvo fiel a Dios. Con consecuencias mucho mayores para todos nosotros, Jesús también se mantuvo fiel. A pesar de todo lo que le sucedió, Jesús vivió una vida sin pecado, que personificaba perfectamente el carácter de Dios. Jesús fue “la imagen misma de su sustancia [la de Dios]” (Heb. 1:3), y de este modo solo él tenía la justicia necesaria para la salvación, “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia” (Rom. 3:22). Por impactante que haya sido todo, el Job sufriente, fiel en medio del sufrimiento, fue un pequeño reflejo, imperfecto, de lo que Jesús, su Redentor, afrontaría en favor de Job y de nosotros, y él realmente vendrá y “al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25).