Nosotros somos colaboradores de Dios (1 Corintios 3:9)
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, Tony estaba vendiendo libros cristianos en Nápoles, Italia. Un día, su supervisor le dijo que debía asistir a la reunión anual de vendedores de libros cristianos en Florencia este año.
En seguida, Tony se encontró de pie en la estación de trenes de Roma. El joven se angustió cuando se dio cuenta de que los vagones estaban totalmente llenos.
Tengo que llegar a esa reunión, pensó. Supongo que tendré que montarme en el exterior de uno de estos vagones. Y con esto en mente, Tony se subió a una zona estrecha en la parte exterior de un vagón de pasajeros cercano. Más tarde el silbato del tren sonó, y Tony se embarcó en el viaje de su vida.
En una parada a lo largo de la ruta de 275 kilómetros, otro hombre se subió y se colgó en un lugar próximo a Tony.
-¿Qué tan lejos vas? – le preguntó.
-Hasta Florencia.
-¿A qué te dedicas?
-Vendo libros –respondió Tony.
-¿Qué clase de libros?
Tony pensó, y luego dijo:
-Te los voy a mostrar.
En silencio, pidió a Dios que le diera fuerzas para aferrarse con una mano mientras sacaba sus muestras y hablaba al hombre acerca de cada libro.
-Me gustan estos libros. ¡Quiero comprar este!
Así que Tony, todavía colgando desesperadamente en la parte exterior del tren, vendió el libro al hombre. ¡No estaba seguro de si alguien en Florencia creería su historia, pero eso no le impediría contarla!
¿Y AHORA? Si tú pudieras vender o regalar un libro cristiano a alguien en este momento. ¿Quién sería esa persona? ¿Qué libro te gustaría darle? ¿Cómo puedes hacerlo?
SPLASH Florence Nightingale, famosa por revolucionar el campo de la enfermería, fue nombrada así por la ciudad de su nacimiento: Florencia, Italia.