Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. Hechos 14: 15
Después de escabullirse de Econio, Pablo y Bernabé comenzaron a andar por el camino escabroso, atravesando una cadena de colinas que conducían a una meseta al sur. Cerca de seis horas más tarde, llegaron a la ciudad de Listra. Como no habían muchos judíos ahí no había ninguna sinagoga; en lugar de ello, esta gente pagana había construido y dedicado un templo a su dios Júpiter.
Durante uno de los sermones de Pablo en Listra, conto como Jesús sana a los enfermos. Sentado entre la audiencia, había un hombre que había nacido paralitico. Nunca había caminado en su vida, pero mientras estuvo allí, sentado, oyendo a Pablo, su fe revivió. Creyó que Jesús tenía el POCÏEÏ de Sanarlo.
El corazón de Pablo fue tocado Mientras miraba el rostro del pobre paralítico y en presencia de todos aquellos adoradores de ídolos le ordeno que se parara sobre sus pies. Instantáneamente, el hombre dio un salto y camino. Demostrando a todos su nueva capacidad.
Una ola de entusiasmo atravesó la multitud. Levantando sus voces en el idioma de Listra, el pueblo grito: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros» (Hechos 14:11).
Estaba seguros de que el milagro había sido hecho por el poder de sus dioses. Pablo y Bernabé les habían hablado en griego, idioma que la gente entendía; pero cuando hablaban entre ellos, las personas