OBSERVA, SIMPATIZA, ¡Y RESPONDE!
Isaías 54:7,8 y 10; 2 Corintios 1:3 y 4; Colosenses 3:12 La gente no siempre muestra sus emociones o lleva sus problemas en el rostro, pero puedes tener la seguridad de que cada uno pasa por dificultades. Sin importar lo mala que pienses que está tu vida, siempre hay alguien que está peor. Por simple que parezca, ser amable con otros en situaciones cotidianas puede tener una gran influencia. Uno nunca sabe cuánto pueden significar algunas palabras de apoyo. Jesús, nuestro máximo ejemplo, no tardaba en mostrar simpatía. Como cristianos, deberíamos tener el amor de Dios en nosotros, y tenemos que compartirlo con otros. Dios nos bendice para que podamos bendecir a otros. Ser compasivo es una forma de ganar almas para Cristo. A continuación, hay tres maneras en las que podemos mostrar compasión. Observar. Es fácil reconocer cuando un amigo está en aprietos, pero la mayoría de la gente esconde sus emociones. Como resultado, tenemos que prestar mucha atención al menor indicio de tristeza de nuestro prójimo. Cuando nos damos cuenta de que algo no está bien, deberíamos mostrar simpatía (1 Pedro 3:8; 1 Juan 3:17,18). No deberíamos meternos, chismosear ni ser rápidos en devolver un insulto por una actitud ofensiva. Escuchar. Además de mostrar simpatía, tenemos que mostrar empatia. No siempre es fácil Identificarnos con quienes sufren o ser compasivos con ellos. Debemos tener un espíritu perdonador y mostrar simpatía sin importar nuestros sentimientos y opiniones personales (Jueces 2:16-18; Gálatas 5:22, 23; Colosenses 3:12-14). Debemos escuchar a las personas y entender lo que nos están diciendo. Hacer. A veces, orar por otros o mencionarles que estamos orando por ellos es suficiente para tranquilizarlos. Otras veces, quienes sufren entre nosotros necesitan nuestra presencia o un hombro en el cual llorar. ¡Está bien llorar! Jesús mismo lloró (Juan 11:35). En otras ocasiones, alguien puede necesitar comida, que lo lleven a la tienda, o ropa adecuada para una entrevista. Aunque podemos ayudarlos con sus penas, también debemos regocijarnos con ellos cuando su situación mejora (Romanos 12:15). Si no sabes cómo ayudar, piensa en cómo te gustaría que te ayuden si estuvieras en una situación similar.
BIBLIA EN MANO
«Jesús lloró» (Juan 11:35). ¿Qué nos dice esta frase, no solo sobre la humanidad de Jesús, sino también sobre el modo en que se identificó con el sufrimiento de otros? Ver también Romanos 12:15. El general William Booth, fundador del Ejército de Salvación, dijo: «Si no puedes llorar sobre una ciudad, no te podemos usar” (Roger S. Greenway y Timothy M. Monsma, Cities: Missions’ New Frontier, p. 246). ¿Qué nos deben decir estas palabras?