¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará no estará delante de los de baja condición. Proverbios 22:29.
Elías pensaba que era el único en todo Israel que había mantenido fiel al Señor. Pero mientras estuvo allá arriba, en el monte Horeb, Dios le dijo que había siete mil personas que no se habían inclinado ante Baal. Después de este anuncio, el Señor indicó a Elías que regresara al pie de la montaña y se dirigiera al norte, para terminar el trabajo de reforma que había comenzado. Parte del trabajo de Elías era ungir a Eliseo como el nuevo profeta.
Eliseo era hijo de Safat, un granjero pudiente, cuyo hogar permanecía fiel al Señor. Safat no solo enseño a su familia la fidelidad al Señor, sino también enfatizó la fidelidad en el trabajo. La familia era rica, pero esto no significaba que Eliseo podía dar vueltas sin hacer nada todo el día, soñando ociosamente o perdiendo su tiempo de otras maneras. Eliseo estaba afuera, en el campo, trabajando con diligencia junto con los hombres contratados. Elías lo encontró allí, con doce yuntas de bueyes.
Cuando Elías alcanzó a Eliseo, arrojó su manto sobre los hombros del joven granjero y siguió de largo. “Durante el hambre, la familia de Safat se había familiarizado con la obra y la misión de Elías; y ahora el Espíritu de Dios impresionó el corazón de Eliseo acerca de lo que significaba el acto del profeta. Era, para él, la señal de que Dios lo llamaba a ser sucesor de Elías” (profetas y reyes, p. 164).
Elías miró de frente al joven, probándolo. “¿Qué vas a hacer?”
Era la elección más grande de su vida. ¿Debería quedarse con su familia, en la seguridad de su hogar, con todos sus afectos, comodidad y amigos, o seguiría a Elías? Eliseo no vaciló.
“Déjame ir y besar a mi padre y madre, decirles adiós y luego te seguiré”, dijo Eliseo. Después de la despedida, ofreció lo bueyes como un sacrificio y quemó el arado para mostrar que nunca más lo necesitaría. Dios había escogido al hombre correcto para ser el nuevo profeta. Eliseo había sido fiel al cumplir en las tareas diarias, pequeñas e insignificantes que se tenían que hacer en la familia. Ahora, sería fiel en su servicio al hombre mayor y al Señor.
Eliseo verdaderamente se pararía delante de reyes. Pero, por encima de todo, estaría listo para se usado por el Rey del universo.