La sección Más luzde esta semana nos da una vislumbre de la visión que tuvo Isaías del lugar Santísimo en el cielo.
Más luz: «De repente la puerta y el velo interior del templo parecieron alzarse o retraerse, y se le permitió mirar al interior, al lugar Santísimo, donde el profeta no podía siquiera asentar los pies. Se le presentó una visión de Jehová sentado en un trono elevado, mientras que el séquito de su gloria llenaba el templo» (Profetas y reyes, cap. 25, p. 206).
¿Cómo reaccionarias si tuvieras esa visión? ¿Caerías de rodillas y cantarías el mismo cántico de los serafines que constantemente elevan alabanzas a Dios? ¿Produciría esa visión el mismo efecto que produjo en Isaías, si te mostrara cuán indigno eres de la gracia que recibes de Dios? ¿Te daría miedo o desearías que Dios se acercara más a ti y a tu vida?
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Es difícil saber qué efecto tendría sobre nosotros una visión tan clara como esta. Pero es sorprendente pensar que el Dios a quien buscamos es tan majestuoso y poderoso. Es un Dios que tiene suficiente poder para limpiar nuestros pecados.