«El que cree en mi, […] como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva». Juan 7: 38
¿Sabes que hay lugares donde no hay suficiente agua para tomar o bañarse? Por eso debemos cuidarla. Debemos cerrar la llave cuando no estamos utilizando el agua. ¿Qué te parece si la revisamos ahora a ver si está bien cerrada? Muy bien, todo está cerrado.
Volvamos a la historia de ayer. Jesús le dijo a la mujer que le diera agua y ella se sorprendió por que era de otra ciudad. Él le dijo que tenía una mejor agua y que si la tomaba no le daría sed nunca más.
Es decir, que si ella aceptaba a Jesús. su corazón estaría siempre feliz, porque el, al igual que el agua, le da vida al cuerpo.
Quiero que corras un poco por la casa. Ahora detente, ¿estás cansadito? ¿Tienes sed? Toma un vaso de agua. ¡Qué refrescante! Jesús nos ofrece agua viva y es mucho mejor, porque refresca el arma.
Oración: Querido Jesús, gracias por ser nuestra agua de vida.