Elena estaba desalentada. Dios le había dado increíbles visiones, con mensajes que ella debía compartir con quienes la rodeaban. Pero, cuando contaba a otros lo que había visto, muchos creían que no era Dios quien le estaba dando esas visiones; en lugar de ello, se corría el rumor de que sus visiones eran el resultado del hipnotismo.
¿A esto hemos llegado? Se preguntaba Elena. Los que van con sinceridad a Dios para implorar sus promesas y reclamar su Salvación ¿son tratados como si hubieran hecho algo malo?
Un día, un famoso médico que se especializaba en hipnotismo vino a verla.
-Tú eres un blanco fácil se burló arrogantemente—. Podría hipnotizarte y darte «mi» visión.
—Dios me ha mostrado que el hipnotismo es malo —insistió Elena—. Nunca
deberiamos ceder el control de nuestras mentes a otro ser humano.
Ese doctor fue persistente. Para probar que lo que ella había estado diciendo era verdad, le dio permiso para hipnotizarla. Él lo intentó durante media hora, y finalmente se dio por vencido. Elena supo que Dios la había ayudado a resistir los intentos del médico de controlar su mente.
Hoy en día, mucha gente cree que el hipnotismo puede ayudarlos a perder peso, dejar de fumar, deshacerse de los recuerdos negativos o hacer otros cambios que serían útiles para sus vidas. Pero, la hipnosis no es la fuente verdadera de la curación o del cambio; Dios lo es. Y nosotros podemos hacer cualquier cosapor medio de su fuerza.
SPLASH
Los encantadores de serpientes ¿de verdad las hipnoti-
zan? En realidad, la cobra ve la flauta del ‘encantador’
corno un posible enemigo. Se levanta en una postura
ddensiva e imita el movimiento de la flauta con su
cuerpo, No está hipnotizada: ¡solo trata de defenderse!