Experimenta: Lee con cuidado el consejo que Pablo le dio a su joven amigo Timoteo. Después piensa en cómo podrías ser un ejemplo para los adultos y niños que te rodean. ¿Qué podrías enseñarles con tus acciones?
El abrigo que Johnny usará durante un año mostraba cuánto había crecido en pocos meses. Su padre le anunció desde el desayuno que irían de compras esa noche, cuando regresara del trabajo, porque ya era momento de estrenar abrigo.
Era una noche fría y con mucho viento. Johnny y sus padres se dirigieron al centro comercial. Poco antes de llegar, su padre detuvo el auto en una esquina, esperando la luz verde. Johnny miró por la ventanilla. Observó que el anciano que vendía periódicos durante el día en aquella esquina extendía varias hojas de periódico sobre un rincón detrás de un muro y se recostaba a dormir. Le preguntó a su papá si faltaba mucho para que el semáforo cambiara, porque iba a bajar en ese momento. Sus padres no alcanzaron a responder, porque ya había abierto la puerta. Se dirigió al anciano, mientras los 341 autos detrás de ellos bocinaban, pidiendo que avanzaran porque el semáforo ya estaba en verde. Johnny se quitó el abrigo viejo, se lo puso al anciano y regresó al auto de inmediato. Aquel hombre de los periódicos se acercó a un conductor enojado:
-¡Usted, en lugar de gritar, debería seguir el ejemplo de ese joven- cito, que fue capaz de quitarse el abrigo para que yo no pasara frío!
Muchas personas piensan que un niño o un adolescente no puede hacer algo bueno. Algunos maestros y padres creen que a tu edad solamente se te ocurren travesuras, y menosprecian a los jovencitos.
Tienes el desafío de demostrar a quien sea que no es verdad. Con la ayuda de Dios, tu comportamiento puede hacer que ganes el respeto de todas las personas.
“Evita que te desprecien por ser ¡oven; más bien, debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida” (1 Timoteo 4:12).
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2015 “Ciencia Divertida” Por: Yaqueline Tello Ayala