Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharon mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Juan 10:16, NVI.
Una mañana de 2004 me di cuenta de que debía cambiar mi vida. Aunque muchas veces había oído acerca de Jesucristo, nunca había tomado en serio la religión. Un día asistí a una iglesia carismática y comencé a leer la Biblia.
Me encontré con un hombre que tenía el libro “El Día Olvidado”, de Mark Finley. Al leerlo comencé a creer que había encontrado la verdad. Mi familia podía ver los cambios en mi vida. Mi esposa, Nadezhda, dijo que siempre había soñado con tener una familia llena de amor, paz, y confianza.
Un día, cuando estaba en la ciudad, vi a una mujer que vendía libros religiosos. Se llamaba Irina Ivanova. Nos presentarnos y hablamos unos minutos. Para entonces, yo estudiaba la Biblia regularmente y guardaba el sábado con unas 30 personas más. Adoramos y estudiamos la Biblia juntos durante tres años. Hasta pensamos en registrar nuestro grupo en el gobierno.
En esos días, un colportor golpeó la puerta de mi casa porque había escuchado acerca del grupo que guardaba el sábado en la zona. Nos sugirió encontrarnos con su pastor en el sur de Sakhalinsk. Tuve largas charlas con varios pastores y finalmente entendí que la providencia de Dios había preparado el camino.
Y El pastor Medvid me dio la «Serie del Gran Conflicto». Mientras leía los cinco libros me convencí más y más que esta enseñanza era la verdad. A mi familia también le gustaba el lenguaje simple y claro, y el contenido estaba totalmente de acuerdo con las Escrituras. Por supuesto, nuestro grupo ya no sintió la necesidad de registrarse como una iglesia ante el gobierno.
En 2008 Nadezhda y yo fuimos bautizados y nos convertimos en miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Dos años después, nuestra hija, Christina, fue bautizada. Hoy soy anciano en mi iglesia, y Nadezhda y Christina sirven al Señor conmigo. En este momento tenemos una congregación adventista de catorce miembros.
Agradecemos a Dios por los libros gracias cuya lectura nos ha traído tantas bendiciones. También agradecemos por poder escuchar la voz del Señor. El espíritu de profecía ha abierto una nueva perspectiva a nuestro paso por esta tierra, y nos ha mostrado que en el cielo “habrá un solo rebaño y un solo pastor” (Juan 10: 16).
Vasiliy Mikhnevich, Rusia
Tomado de: Matinal para Colportores 2015 «Encuentros con la gracia de Dios» Compilado por Howard Faigao